En los últimos años, los vídeos educativos se han convertido en la piedra angular de aprendizaje en línea. Ya sea que estés repasando los conceptos científicos o profundizando en una nueva habilidad, los vídeos son una forma accesible y atractiva de absorber información. Sin embargo, no todos los alumnos interactúan con los vídeos de la misma manera. Algunas personas los superan rápidamente, mientras que a otras les cuesta mantenerse concentradas. Entonces, ¿cómo pueden los educadores hacer que estos vídeos sean más eficaces para todos? A Estudio 2023 de The Open University explora una solución prometedora: incrustar preguntas directamente en los vídeos. Esta investigación arroja luz sobre cómo los elementos interactivos, como las preguntas integradas, pueden impulsar la participación y el disfrute en diferentes edades y géneros. Analicemos lo que encontró el estudio y por qué es importante para cualquier persona involucrada en la creación o el consumo de contenido educativo.
Los investigadores reclutaron a 158 participantes de entre 18 y 74 años, que formaron parte del Panel de Estudio de Diseño Curricular (CDSP) de The Open University. Tras excluir las respuestas incompletas, se analizaron los datos de 114 participantes. Cada participante vio tres vídeos cortos sobre temas como la ceguera, la malaria y los socorristas. Estos vídeos incluían preguntas durante la reproducción o una vez finalizado el vídeo. Los participantes experimentaron ambos tipos de colocación de preguntas, pero vieron el mismo conjunto de preguntas independientemente del momento.
Posteriormente, los participantes completaron encuestas sobre sus experiencias (incluso si disfrutaron respondiendo a las preguntas durante o después del vídeo), si sentían que eso les había ayudado a comprender y la rapidez con la que respondieron a las preguntas. Al comparar el desempeño y las preferencias entre grupos de edad y género, los investigadores descubrieron algunas ideas fascinantes.
Un hallazgo clave fue que los participantes respondieron a las preguntas más rápido cuando aparecieron durante el vídeo y no después. Esto sugiere que las preguntas incorporadas ayudan a mantener a los espectadores ocupados mentalmente mientras lo ven. En lugar de tener que recordar detalles más adelante, los alumnos procesan la información en tiempo real, lo que hace que la cognición sea más eficiente. Piense en ello como tomar notas durante una clase en lugar de intentar recordarlo todo una vez que ha terminado: es más fácil mantener el rumbo cuando se le pide a lo largo del proceso.
Sin embargo, no hubo una diferencia significativa en la cantidad de respuestas correctas entre los dos formatos. En otras palabras, incluir preguntas no necesariamente mejoraba la precisión, pero sí simplificaba el proceso de respuesta.
La edad resultó ser otro factor crítico. Los adultos más jóvenes (de 25 a 34 años) estaban particularmente entusiasmados con las preguntas incluidas en los vídeos. Consideraron que esto mejoraba su experiencia de aprendizaje y los mantenía interesados. Sin embargo, este entusiasmo disminuyó ligeramente entre los grupos de mayor edad. Por ejemplo, las personas de 65 a 74 años preferían responder a las preguntas una vez finalizado el vídeo.
¿Por qué ocurre este cambio? Una posibilidad es que los estudiantes más jóvenes suelen estar más acostumbrados a realizar múltiples tareas e interactuar con la tecnología de manera dinámica. Mientras tanto, los alumnos de más edad pueden encontrar que las interrupciones durante un vídeo las distraen o las abruman. Además, los participantes de más edad no mostraron diferencias en la velocidad de respuesta entre los dos formatos de preguntas, lo que sugiere que su procesamiento cognitivo podría adaptarse de manera diferente a las interrupciones.
Curiosamente, el género influyó en el grado en que los participantes disfrutaron de la experiencia. Las participantes femeninas informaron que les gustaban más las preguntas incrustadas en los videos que a los participantes masculinos. También consideraron que responder a las preguntas durante el vídeo mejoró su comprensión del material. Por otro lado, los hombres y las mujeres no difirieron significativamente en su preferencia general sobre dónde deberían aparecer las preguntas. Esto resalta la importancia de considerar diversas perspectivas al diseñar herramientas educativas.
A pesar de estas variaciones, el estudio reveló una positividad generalizada hacia los vídeos interactivos en general. Independientemente de la edad o el sexo, la mayoría de los participantes apreciaron la interactividad que proporcionaban las preguntas incorporadas. Esto demuestra que la adición de funciones interactivas puede mejorar el atractivo de los vídeos educativos para prácticamente cualquier público.
Estos hallazgos tienen implicaciones importantes para los educadores, los diseñadores instruccionales y los creadores de contenido. He aquí por qué:
No todos los estudiantes aprenden de la misma manera, por lo que la personalización es clave. Por ejemplo, los estudiantes más jóvenes pueden prosperar si reciben instrucciones frecuentes a lo largo de una vídeo interactivo, mientras que los alumnos de más edad podrían beneficiarse de revisar todo el vídeo antes de responder a las preguntas. Al adaptar la ubicación de las preguntas en función del público objetivo, los educadores pueden crear un entorno de aprendizaje más inclusivo y eficaz.
Los elementos interactivos, como las preguntas incrustadas, pueden combatir la pasividad que a menudo se asocia con la visualización de vídeos. Cuando los alumnos participan activamente, aunque sea de forma modesta, es más probable que se concentren y retengan la información. Esto es especialmente valioso en la educación a distancia en línea, donde abundan las distracciones.
A medida que las aulas y los lugares de trabajo se vuelven cada vez más multigeneracionales, es crucial comprender cómo los diferentes grupos de edad interactúan con la tecnología. Este estudio proporciona información práctica sobre el diseño de contenido que funcione bien para todos, desde los millennials expertos en tecnología hasta los profesionales experimentados.
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Con el generador de cuestionarios con IA de Kwizie, los educadores pueden integrar sin problemas las preguntas en los momentos clave de un vídeo, lo que garantiza que los alumnos se mantengan concentrados y procesen la información en tiempo real. También permite personalizar los cuestionarios en función de las necesidades de la audiencia. Además, los análisis de Kwizie proporcionan información valiosa sobre el comportamiento de los alumnos, lo que te ayuda a perfeccionar tu enfoque y maximizar el compromiso.
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